Botello et al proponen una forma de trabajar estandarizada para realizar un mapeo de activos en salud con los agentes locales de una comunidad en concreto.
Para ello aprovechando el marco estratégico de participación comunitaria de Asturias y en el contexto del Observatorio de Salud de Asturias (OBSA) crean una base metodológica. En ella pretenden interrelacionar el modelo de déficit (indicadores y determinantes de salud) con el modelo salutogenético y positivo de la salud.
Se busca tener una foto de la comunidad para que la población vaya tejiendo una red que haga cambios y transforme esa imagen congelada mediante la realización de diferentes proyectos que mejoren la salud de esta población.
La metodología se basa en 6 fases.
-Fase 1: Presentación a los agentes locales.
-Fase 2: Delimitación del mapeo.
-Fase 3: Trabajo inicial con los agentes del terreno.
-Fase 4: Trabajo de campo en la comunidad.
-Fase 5: Visibilización en la web 2.0
-Fase 6: Transferencia a los agentes locales y a la población.
Me parece extraordinariamente interesante darle una base metodológica al mapeo de activos. Creo que de esa manera intentamos que tenga un mayor nivel de evidencia aquellos activos que incluyamos en el mapeo.
Se consigue con esta forma de trabajar que nuestro trabajo se delimiten en etapas pudiendo tanto planificar cada fase de forma individual, como poder realizar cronogramas que nos permitan programarnos el mapeo.
Además esta metodología al usar en algunas fases variables cuantitativas como son indicadores de salud provenientes del modelo de déficit, nos permiten comparar comunidades tanto en un primer punto de partida, como la influencia que tienen los proyectos comunitarios en esos mismos indicadores posteriormente tras las intervenciones.
La visualización 2.0 es también desde mi punto de vista, un punto muy a favor de esta metodología.
Primero, porque la hace visible a todo el mundo, dándole transparencia a nuestras comunidades, a nuestros activos y a los proyectos que se realizan.
Segundo, porque permite a los ciudadanos participar en la construcción de los proyectos adaptando los que ya están hechos o instaurando aquellos que se han visto mejoran la calidad de vida de otras comunidades.
El contacto final con los agentes locales es muy necesario para que al final se consiga la transformación de la sociedad mediante la intervención de éstos.
La perspectiva de salutogénesis y activos me permite explicar el por qué
dentro de un mismo colectivo algunas personas enferman y otras no.
Es curioso, pero desde el punto de la experiencia muchas de las
cosas que se explican en el capítulo 1 del libro si no las sabía, al
menos las intuía.
El hecho de que existan unos activos de salud internos como podrían
ser tener buenas capacidades sociales y un compromiso con el
aprendizaje, he comprobado dentro de mi profesión como médico de
familia, que provoca que algunos adolescentes y niños gocen de una
excelente salud proporcionando a su vez de factores protectores "frente
al enfermar" aunque las condiciones socioeconómicas sean malas.
De la misma manera, cuando la red vecinal de los barrios y los
apoyos sociales en que se pudieran sustentar los chavales es adecuada y
con lazos fuertes, éstos crecen con mucha mejor salud física y mental.
Y también de esta misma manera podemos decir lo mismo de aquellos chic@s que
tienen una base segura sustentada en una pertenencia a un entorno
familiar saludable. Las relaciones familiares es evidente que afectan al
adolescente, siendo fundamental para un crecimiento correcto en salud, y
lo que es más importante, para evitar que en la edad adulta puedan
enfermar.
Es necesario que muchas veces cambiemos "el chip sanador".
En ocasiones debemos movernos desde un modelo de déficit en que
identificamos enfermos y utilizamos recursos y una serie medidas
encaminadas a intentar "curar a los pacientes", a un modelo de activos
en la que buscando habilidades, talentos y capacidades encontremos
soluciones que hagan que nuestros adolescentes sean más sanos desde su
propia autoestima y la capacidad propia para "mantenerse y hacerse"
personas mucho más saludables.
Desde el punto vista crítico, podemos decir que el modelo de déficit
se ha comprobado que genera mucha desigualdad provocando un diferencial
de salud muy grande entre clases ricas y pobres.
Así pues, basarnos solamente en recursos "curativos", provoca que
personas de bajo nivel socioeconómico y con bases muy inseguras y con
poca accesibilidad a la medicalización y a la tecnificación no consigan
alcanzar este soporte disminuyendo su salud.
En cambio, si conseguimos movilizar los activos de salud tanto
internos como externos de los adolescentes, aún en unas condiciones
socioeconómicas bajas, mejoraríamos su salud.
Se podría en este caso crear una base sólida desde la que construir
la salud, mucho más equitativa y, por supuesto, desde un punto de vista
positivo.